China es un continente en sí misma. Pretender abarcar el máximo de territorios en un viaje a China es un error. Es fundamental escoger y concentrarse en un par o tres de zonas según el tiempo del que dispongáis. La buena comunicación de trenes y los vuelos internos ayudan a realizar largos recorridos, aun así, debemos ser precavidos a la hora de trazar el recorrido.
Llegué a China vía terrestre procedente de Vietnam y el primer destino en China donde puse los pies fue en Kunming en la región de Yunnan. No obstante, seguramente volarás a grandes ciudades como Pekín o Shangay donde podemos encontrar interesantes ofertas a menos de 600 euros el billete.
Es muy probable que tu primer contacto con China lo hagas aterrizando en Pekín. Existe un buen número de hostales a buen precio y calidad que encontrarás al norte de la enorme plaza de Tiananmen. Las ciudades en China acosumbran a ser bastante más caras que el resto del país. No obstante, compartir habitación en los dormitorios de los hostales (generalmente limpios y bastante nuevos) no te va a costar más de 10 euros. También existen pequeños hoteles donde puedes encontrar habitaciones dobles por menos de 20 euros.
Pekín necesita al menos tres o cuatro días. No puedes salir sin visitar los hutongs, antiguos barrios laberínticos donde se cuece la vida local. Paséate por ellos, tómate unos dumplings refrescados con buena cerveza Tsingtao. Los precios de la comida son de risa en todo el país incluidas las grandes ciudades. Visita la plaza de Tiananmen, la Ciudad Prohibida, el Palacio Real, el Palacio de Verano. Paséate por su centros comerciales que poco tienen de comunista y por supuesto, no puedes salir de Pekín sin hacer tu incursión personal a la Muralla China.
Existen múltiples tours que realizan escapadas de un día a la Muralla China. No obstante, acostumbran a llevarte a lugares donde la muralla ha sido remodelada y te sientes un corderito perdido entre las múltiples banderitas que van ondeando los guías. Te recomiendo que te unas a otros viajeros y alquiléis un taxi para dirigiros a Huanghua. No os va a salir muy caro. Se encuentra a unos 60 kilómetros al norte de Pekín y allí encontarás la muralla en su estado más salvaje.
El servicio de tren es bueno y se pueden realizar rutas nocturnas con un servicio de camas en litera más que aceptable. Todos los vagones tienen su método para calentar agua así que llévate unos paquetes de noodles para cenar durante el trayecto. No obstante, si no tienes muchos días aprovecha para realizar vuelos internos a Chengdú, Kunming o Hong Kong.
De Pekín puedes dirigirte en tren hacia Shangay para realizar la ruta de Guilin, Yangshuo e incluso Hong Kong y Macao. No estuve por la costa sur del país, aunque muchos turistas la recomiendan encarecidamente. Dejaremos paso a los comentarios para que nos aconsejen sobre cuáles son los lugares más bonitos de la zona.
Por otro lado, puedes dirigirte hacia el oeste en dirección a Xian para visitar la antigua ciudad y los famosos guerreros de terracota.
Desde ahí otro tren puede llevarte al interior del país con Chengdú, la capital de la región de Sichuan, como punto de partida. A partir de aquí se inicia el Himalaya chino y la ruta se vuelve más alternativa. Sus habitantes no están muy dados al turismo exterior y ofrece lugares de extraordinaria belleza y curiosidades culturales.
El camino hacia el oeste con Kanding (la ciudad romántica de China) y Litang como extremo final es formidable. Verás que la gente parece mucho más tibetana en la zona, con rasgos mucho más marcados y cuerpos de mayor envergadura. Los precios por esta zona del país son irrisorios: dormir te puede salir por euro y medio y comer por otro euro. A partir de ahí, si quieres seguir en dirección oeste ya sólo te separan las montañas y los permisos para entrar en el Tibet.
Si te va el trekking, una de las grandes posibilidades que ofrece la zona de Sichuan es la reserva natural de Yading, con montañas sagradas a casi 6,000 metros y dificultades para moverse que le dan toques más aventureros a tu escapada. También puedes avistar pandas en las zonas protegidas al norte de Chengdú en las montañas de Jiajin.
Si te va la marcha en los autocares puedes cruzar la región e internarte en Yunnan desde aquí. Asimismo también puedes hacer el camino a la inversa volando a Kunming y realizando el recorrido en dirección norte hasta llegar a Sichuan.
En la región de Yunnan existe una bonita ruta turística que une los pueblos de Dali, Lijiang y Zhongdian (también llamada la Shangri-La china).
Son preciosas poblaciones aunque lamentablemente han sufrido una severa remodelación al estilo chino: destruir para volver a construir siguiendo el mismo estilo. Zhongdian, no obstante, todavía está en proceso y puede admirarse tal y como se construyó originalmente. Si tienes la suerte de coincidir con las fiestas del pueblo, no te pierdas los bailes regionales en la plaza mayor y visita el precioso templo budista a las afueras de la población.
La gastronomía local es fantástica. Verás en los mismos restaurantes cómo muestran sus productos en vitrinas en el exterior. Las setas son de lujo y se condimentan con cualquier tipo de plato. No os perdáis el hot pot; un estofado de verduras y carne muy picante.
En la región de Yunnan también se halla uno de los trekkings más bonitos del país. Se trata de la Garganta del Salto del Tigre y cubre el recorrido del río Yangzé en sus inicios por una garganta encerrada entre montañas colosales. En un par de días puedes hacer el circuito al completo y por el camino encontrarás casitas donde dan de comer y dormir por precios mínimos (cuenta con 5 euros diarios). Una de las cosas que mejor recuerdo guardo de este trekking es encontrarme con la furia del Yangze en plena época de lluvias; un auténtico espectáculo.
Si has viajado a China sería genial que compartieras tus experiencias con nosotros. ¿Qué ruta recomendarías?
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