1.Disfrutar del modo de vida islandés y de la gastronomía en Reykjavik
Reykjavik puede que sea una ciudad pequeña para ser la capital de un país (sólo 120.000 habitantes), pero es un referente si te gusta el diseño, salir de bares y el "slow travel". Lo que es magnífico cuando se hace de noche a las cuatro de la tarde, porque aunque no quieras ir a la aventura de noche, puedes hacer otras muchas cosas.
Algunas de mis favoritas son:
- Subir a Hallgrímskirkja o cenar en Perlan, para obtener unas magníficas vistas sobre la ciudad
- Sacar una foto de la escultura Solfar en la puesta de sol o el amanecer
- Hacer un tour gratuito por Reykjavik con CityWalk (en inglés) y descubrir la historia de la ciudad y de Islandia
- Pasear por el centro viendo escaparates, incluyendo una visita al mercado Kolaportið
- Llevar los ojos abiertos para descubrir fantásticas piezas de Graffiti por toda la ciudad (y los arco iris)
- Entrar en Harpa, para disfrutar de las vistas sobre la bahía o para asistir a un concierto
- Visitar algún museo raruno como la faloteca o la escuela de elfos
Y si tienes ganas de pasártelo bien, únete a la movida local, pide una cerveza artesana o Brennivin y disfruta de la música en vivo. El Brennivin, la bebida oficial islandesa, es una bebida destilada hecha a base de patata a la que también llaman peste negra. Es bastante fuerte y suelen servirla con tiburón fermentado. Una combinación interesante, aunque no apta para todos los paladares.
Aunque si lo que quieres es descubrir la cocina islandesa, ignora el tiburón fermentado, y prueba el marisco, el cordero, el pescado fresco del ártico o los perritos calientes. Y si lo que quieres es testear tus límites, entonces escoge ballena, cabeza de oveja ahumada, frailecillo (sí, el pajarillo ese tan simpático)... Puedes probarlos en Fishmarket, Meatmarket, Bæjarins Bestu, Tapas House o pedir el plato del día en un restaurante cualquiera.
Y también puedes comprar algo de Harðfiskur, una especie de cecina de pescado que se come en plan snack, y llevártelo de excursión contigo. Eso sí, el olor del coche no te lo quitará nadie.
Incluso te cruzarás con algún que otro secadero de pescado en la zona de Thingvellir y Akranes, como el que está a la izquierda de la foto inferior.
2.Ir a la caza de las Auroras Boreales
Las auroras boreales probablemente sean una de las razones principales por las que ir a Islandia en Invierno. Yo tuve bastante suerte: tenía distintos planes para ir a la caza de auroras y como ya os comenté anteriormente al hablar de planificación y presupuestos para el viaje, pero en mi primera noche en el país decidí salir a dar un paseo para sacar un par de fotos nocturnas de la bahía de Reykjavik y a las 7 de la noche me vi sorprendida por una tímida aurora, anticipo de una activa noche de auroras visibles desde la ventana de mi hotel en el área de Grotta.
Fue una suerte total porque al día siguiente empezaría a nublarse y me quedaría sin ocasión para ver auroras. Pues bien, hay tres condiciones para que puedas ver auroras:
- Oscuridad. Con tan sólo 4-5 horas al día de luz en invierno, sólo hará falta que encuentres un sitio con poca contaminación lumínica. Mucha gente se va hacia los parques nacionales, a la costa e incluso a bordo de un barco. Pero si las otras condiciones se cumplen, el área de Grotta, en Reykjavik es muy buen sitio para verlas sin salir de la ciudad.
- Alta actividad solar.
- Cielo despejado.
Parece una lotería, pero se pueden incrementar las probabilidades si:
- Revisas las previsiones del tiempo con antelación, Aunque el tiempo puede cambiar de la mañana a la noche, puedes revisar la probabilidad de ver auroras en vedur.is, la agencia meteorológica islandesa
- Buscas un hotel en un sitio con poca contaminación lumínica. Kayak fue muy útil para esto. Yo buscaba un sitio en Reykjavik donde me encontrase cómoda y descubrí un sitio en la zona de Grotta - Seljarnarnes. Los comentarios de los usuarios me confirmaron la probabilidad de ver auroras desde allí.
- Reservas un tour para ver las auroras, te llevarán a un sitio con mayores probabilidades de ver auroras sin que tengas que coger el coche. Algunos te dejan volver a hacer el tour si el primer día no consigues verlas.
- Conduces hacia un sitio con mayores probabilidades de ver auroras, aunque tendrás que hacerlo de noche.
3.Pasear entre fiordos, géiseres y volcanes
Ya os he contado cómo es conducir por Islandia en Invierno, pero aunque decidas no coger un coche, sí creo que todo viaje a Islandia debería incluir un paseo fuera de Reykjavik. En tan sólo 48 horas, de las que como mucho 12 serán con luz solar, las opciones se limitan al suroeste de Islandia, principalmente el famoso Golden Circle: la cascada de Gulfoss, los géiseres en Geysir y el impresionante Parque Nacional de Thingvellir.
A mí me pilló un día un poco nublado que acabó con una pequeña tormenta de nieve, y aún así mereció mucho la pena (aunque las fotos sean penosas). A este viaje yo le añadí parar en muchos otros sitios, Stokkseyri y su caprichosa costa volcánica, Urridafoss y el Þjórsárhraun (el campo de lava más grande desde la edad de hielo), Selfoss y su puente colgante, la laguna azul...
También me dió tiempo para subir por el Hvalfjördur o fiordo de las ballenas (donde no vi ninguna) y conducir en un paisaje impresionante hasta los faros de Akranes para poder ver la puesta de sol desde allí. Hay más fiordos espectaculares, pero este está cerca de Reykjavik y es una de las entradas a Thingvellir.
4.Disfrutar de las aguas termales
Mucha gente sólo piensa en hielo y volcanes cuando oye la palabra Islandia. La isla tiene bastante de ambos, lo que da lugar a tres cosas: impresionantes paisajes, el agua más pura y un montón de recursos energéticos naturales.
El agua se conduce a la ciudad, donde las casas aprovechan las fuentes termales para proveerse de agua caliente (de ahí el característico olor a azufre en muchos hoteles.) Es el primer contacto de muchos viajeros con las aguas termales islandesas.
Pero si lo que buscas es una experiencia más relajante que la ducha del hotel, lo mejor es dirigirse a una de las piscinas de agua termal. Hay muchas en Islandia, las tres más famosas en el entorno de Reykjavik son:
- Blue Lagoon. A unos 45 minutos en dirección al Aeropuerto, son las piscinas naturales más famosas de Islandia y lo saben. Cuesta desde 35€ (en 2016 serán desde 40€) y no suelen estar masificadas (es necesario reservar porque hay cupos) pero es mejor ir por la noche porque es cuando hay menos excursiones. Quizás no salgan igual las fotos, pero sigue siendo igual de azul, natural y relajante. Ah, en invierno es más barato que en verano (un 20%)
- Playa de Nauthólsvík. Aunque en verano la entrada es gratuita, en invierno cuesta unas 500 ISK (unos 3 euros y medio) acceder a esta playa donde se mezclan el agua del océano con las aguas termales de la isla. Es una combinación extraña en un entorno casi natural y está en un lugar privilegiado muy cerca de Perlan.
- Seltjarnarneslaug. Para los que no quieren bañarse en una mezcla de agua del atlántico norte y aguas termales y tampoco quieren gastar una pequeña fortuna en la laguna azul, existen hasta 17 piscinas públicas en la zona de Reykjavik, aunque esta pequeña joya del área de Grotta cuenta con aguas mineromedicinales y una terraza con vistas hacia Alftanes y el pequeño fiordo de Skerjafjördur. También hay un tobogán para niños. La entrada cuesta 450 ISK (3 euros 15) y se puede entrar desde las 6 de la mañana hasta las nueve de la noche entre semana (en fin de semanas hasta las 6)
Otra forma de disfrutar de la energía geotermal es descubriendo los numerosas formas de usar la energía natural que proporciona la isla. Por ejemplo, en los invernaderos en el área de Selfoss y en torno al área del parque nacional de Thingvellir. Como estos que encontré a sólo un par de kilómetros de Geysir. Las plantas se iluminan durante la noche islandesa con enormes bombillas que se alimentan de la planta geotermal que hay detrás (donde las columnas de humo blanco)
Hay incluso un museo dedicado a la energía geotermal muy cerquita de Selfoss, en Hellisheiði, en un lateral de la Ring Road, cerca de la salida a la carretera 39. Estaba entre mis planes, pero el inicio de una tormenta de nieve me hizo cambiar de planes a la vuelta de Thingvellir, por si acaso.
Y también plantas de energía hidroeléctrica, como esta en la carretera 36, que une Thingvellir con Selfoss. Toma la energía del río Sog en su paso desde el lago Thingvallavatn al lago Úlfljótsvatn y fue construída en 1959
5.Probar medios de transporte alternativos
Si con todo lo anterior, todavía encuentras un hueco para disfrutar de Islandia, también puedes intentar descubrir Islandia por otros medios: a caballo, en trineo, desde un helicóptero, a bordo de un barco, en motos de nieve...
Todas las opciones suenan fantásticas, pero aquí el tiempo juega en contra de uno, ya que con tan pocas horas de luz, en Invierno hay que escoger entre esto y descubrir Reykjavik o incluso entre esto y el Golden Circle. Yo tuve la suerte de poder estrujar el tiempo y encontrar un hueco en medio de la ruta al Golden Circle para pasear en trineo de perros.
Durante el invierno este deporte se practica en tierra firme ya que los glaciares están muy lejos y se pierde bastante tiempo yendo y viniendo. Pero el entorno es espectacular, con vistas al Eyjafallajökull, el río Þjórsá y de vez en cuando algún que otro arcoiris.
La carrera dura una hora y, para los que están preocupados por los animales, os diré que son perros a los que se entrena para practicar este deporte, no corren más de una vez al día, las órdenes se dan en voz o con guías y si no quieren no hacen ni caso (sin consecuencias, salvo que el guía baje a intentar convencerles hablando y señalando la dirección con la mano, lo que es bastante gracioso.)
Cómo ver Reykjavik y Golden Circle en tan sólo 48 Horas
¿Cómo hacerlo todo en tan solo 48 horas? Dedica el día para alejarte de Reykjavik y la noche para descubrir la ciudad, la gastronomía, las aguas termales, ver las auroras boreales (y dormir)
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