Nosotros somos padres y viajeros; no somos expertos ni pretendemos serlo. Con esta entrada simplemente nos gustaría poder tranquilizar, ayudar y dar ideas a otros padres que, como nosotros, se animan a subir a un avión e irse a Japón con sus hijos.
Porque si viajar a Japón es increíble, ver Japón a través de los ojos de tu hijo lo es más todavía.
Viajar a Japón con niños
Sin embargo, lo primero que debemos decir es que, para nosotros, viajar con niños no es hacer un itinerario casi exclusivo para ellos, sino por un lado enseñar a los niños a viajar, a conocer otra cultura y a abrir su mente y, por otro lado, disfrutar con ellos de nuestro viaje.¿Qué significa esto? Pues que solemos organizar nuestros itinerarios y actividades teniéndole muy en cuenta y repartiendo aquí y allá visitas y actividades que le puedan interesar más específicamente a él, mezcladas con otras actividades más típicas u orientadas a mayores, aunque siempre intentamos hacerle partícipe de todo a través de historias, cuentos y actividades propias del sitio que visitamos. Por ejemplo, podemos visitar un castillo, como haríamos si fuéramos turistas sin niños, pero convertirlo en toda una aventura en la que el niño es el protagonista (‘nos atacan’, ‘¡busquemos ninjas!’). ¡Es cuestión de imaginación!
Así pues, esta y las próximas listas de sitios que visitar y actividades que hacer en Japón con niños no son exclusivas para niños, sino que muchos son lugares y actividades para todos los públicos. Pero, sin duda, si los visitáis con niños, los disfrutaréis el doble.
Ideas y actividades para toda la familia en Japón
En Japón, como ocurre en cualquier lugar, no hace falta ir a un sitio concreto o hacer una actividad específica para niños, ya que todo puede ser una aventura si lo preparamos bien, si lo contamos bien y si nos inventamos una historia. Y esto es especialmente cierto en este país, que visualmente es tan diferente y donde todo sorprende desde el primer momento. Desde comer un obento en un shinkansen o tren bala hasta pasear en jinbei o yukata por las callejuelas de un pueblo japonés o corretear buscando ninjas por un castillo. Todo puede ser una aventura.Ahí van algunas ideas generales para que vuestros peques disfruten del viaje a Japón:
- Castillos japoneses. A los más pequeños les encanta entrar en los castillos japoneses, no tanto por los museos o explicaciones que podemos encontrar dentro, sino por ir a menudo descalzos, corretear y subir y bajar escaleras muy empinadas… ¡es toda una aventura! Evidentemente, cuanto más real es el castillo por dentro más lo disfrutan. Es decir, castillos con zonas interiores tan bien conservadas como el castillo de Himeji lo disfrutarán en principio más que el castillo de Nagoya, totalmente reconstruido y con exposiciones en su interior. Por eso nuestro peque, por ejemplo, disfrutó mucho de la visita al castillo de Hikone, con un interior muy interesante, aunque también se lo pasó muy bien en el de Nagoya, todo sea dicho :)
- Miradores. Ver desde abajo torres tan impresionantes como la Tokyo Skytree o la Tokyo Tower y subir hasta su mirador para tener la ciudad a sus pies suele entretenerles mucho… ¡y a nosotros también! Simplemente la subida en esos ascensores tan rápidos, que a menudo tienen partes del techo transparentes para que veamos la subida, les encanta. En Tokio tenemos varios miradores, varios de ellos gratuitos, así que no hay excusa, pero también hay miradores como el Umeda Sky Building o el Abeno Harukas en Osaka y miradores a los que merece la pena subir en muchas otras ciudades. Estéis donde estéis, si encontráis un mirador, no dudéis, que el éxito está asegurado.
- Ver festivales o matsuri. Los festivales sorprenden a cualquiera y a los niños también. Con tanto colorido, comida callejera que probar, puestos callejeros, música y baile… está claro que son una apuesta ganadora y les dejan con la boca abierta. Dejemos que participen, ya sea experimentando con instrumentos musicales o aprendiendo a bailar el baile en cuestión (depende del festival), jugando en alguno de los puestos callejeros típicos de matsuri, comprando algo de comida… ¡a vivir el festival!
- Fuegos artificiales o hanabi. En verano, Japón ilumina sus cielos con cientos de fuegos artificiales, algo que a los peques les suele encantar. Y a los mayores también, para qué engañarnos. El festival de fuegos artificiales que hay a finales de julio a orillas del río Sumida en Tokio es espectacular, por ejemplo.
- Pasear en yukata o jinbei. En algunos ryokan nos prestarán un yukata o jinbei para salir a pasear por el pueblo luciendo este tradicional atuendo. A los peques les encanta, porque además reciben muchísimos comentarios de kawaii (¡y anda que no aprenden rápido qué significa eso!)
- Subir a un rickshaw o jinrikisha. Los mayores lo pueden aprovechar como una excursión turística más, pero para los niños es toda una aventura que no encuentran cuando vuelven de Japón.
- Pasear por parques y jardines japoneses. En Tokio, los jardines tradicionales, como los jardines Hama-Rikyu o los Koishikawa Korakuen sorprenderán a los peques por su diseño tan distinto, mientras que en parques como el de Yoyogi, el de Shinjuku o hasta el parque Inokashira de Mitaka podremos jugar, descansar o hacer un picnic. En Osaka, parques como el Bampaku Kinen Koen ofrecen de todo: aventura, relajación, parques infantiles, juegos de agua…
- Subir a un shinkansen. Subir a un tren bala japonés puede ser toda una aventura, especialmente si a vuestro peque le encantan los trenes (como es nuestro caso). Si no, puede bastar con ir con tiempo a cualquier estación para enseñarle el morro de los distintos shinkansen, explicarle cómo son los andenes y en qué fila tenemos que esperar (si ya sabe los números es ideal que le hagamos buscar a él, así participa de la experiencia), etc. Todo puede ser divertido, hasta un simple viaje en shinkansen (a nuestro peque le encanta ir al baño en el shinkansen, jajajaja), así que aprovechémoslo.
¿Qué ver en nuestro viaje a Japón con niños?
Consejos prácticos
Además de dónde ir, muchas veces nos preguntáis dudas que tenéis sobre el viaje y la estancia, así que ahí van una serie de recomendaciones y consejos prácticos.El viaje en avión
Viajar en avión con un bebé o un niño pequeño siempre nos produce nervios y más en el caso de Japón, porque suele ser un vuelo largo que, si lo haces desde España, siempre tiene escalas con todo lo que eso implica.Desgraciadamente no hay una fórmula magistral para superar este trámite con éxito y como consejo sólo os podemos decir una cosa: paciencia. Mucha paciencia porque si a nosotros, que somos adultos y sabemos por qué estamos encerrados en ese avión, se nos hace el vuelo eterno, imaginaos a un niño pequeño. Y ahora me diréis que vale, que eso no es un gran consejo, así que ahí van algunas reflexiones más específicas:
- Cuna: Si tu pequeño pesa menos de 10kg, puedes solicitar una cuna en el avión. Es práctico para cuando son pequeños, así no tienes que llevar al peque encima en todo momento, pero suelen ser cortas por lo que si tu niño es alto posiblemente no cabrá. De todos modos, es bueno solicitar esos asientos a la aerolínea, así tendremos más espacio ya no sólo para las piernas, sino para dejar en el suelo la bolsa específica con todas las cosas del niño, para tenerla bien a mano.
- Cochecito: normalmente podremos llevar el cochecito hasta la puerta del avión, donde lo recogerán y lo almacenarán en la bodega. Al bajarnos del avión, dependerá de la aerolínea y el handling del aeropuerto: en la gran mayoría de ocasiones nos subirán el cochecito a la puerta del avión, aunque en ocasiones tendremos que recogerlo en las cintas de equipaje. Por eso, muchas veces es recomendable llevar algún sistema de porteo como fular o mochila, para los trayectos en los que no tengamos el cochecito con nosotros.
- Asiento: los niños menores de 2 años no pagan billete (sólo tasas y seguro de la aerolínea) por lo que tampoco tienen derecho a asiento. Las aerolíneas suelen hacer todo lo posible para acomodar a las familias en filas de poca ocupación, pero si el avión va completo, no vamos a tener espacio extra. Si no queremos llevar a nuestro pequeño en el regazo todo el rato, podemos comprar un asiento para él. Muchas familias llevan al pequeño en la maxicosi que luego utilizarán en el coche en destino. Asimismo, a partir de los 2 años los pequeños pagan entre el 50% y el 75% del billete, según el destino, pero naturalmente ya disponen de su propio asiento, con entretenimiento y comidas a bordo.
- Bolsa de mano: llevaremos todo lo que necesitemos durante esas horas, lo cual es una lista larga: ropa de recambio, chaqueta y calcetines, pañales y cremas (si todavía los necesita), toallitas, baberos de recambio, comida o potitos o leche, agua y zumos, además del botiquín básico (termómetro, paracetamol, ibuprofeno, suero para rehidratar y monodosis de suero para hidratar ojos y nariz, etc.). En cuanto a la comida, aunque nuestro pequeñajo ya coma menú infantil, es bueno llevar algo que le guste como palitos de pan, patatas, chucherías, etc., para que pueda “ir picando” entre horas. Si viajamos con un bebé, podemos llevar nuestros potitos/leche en un termo o pedir a la aerolínea que nos los caliente.
- Juguetes y juegos: es un vuelo largo, por lo que es recomendable llevar gran variedad de juguetes o aplicaciones de juegos si tenemos, por ejemplo, un iPad, que hemos descubierto que es un gran aliado en vuelos largos. En este tipo de vuelos suele haber pantallas de televisión individuales con dibujos y películas animadas, pero es bueno llevar nuestro propio surtido de juguetes y juegos más ‘tradicionales’. Ah, y debemos estar dispuestos a caminar varios kilómetros por los pasillos del avión :)
- Ropa: es importante que el peque vaya cómodo. Son muchas horas y no queremos que se agobie con la hebilla del cinturón, vaqueros, etc. Lo mejor es vestirle con pijama o chandal. Si son pequeños, los bodys son una gran opción ya que mantienen cubiertos los riñones en todo momento.
- Horario del vuelo y jet lag: hay quien recomienda un vuelo nocturno para que así nuestro peque duerma el máximo tiempo posible. Es importante tener en cuenta la hora de llegada y los planes que tengamos para ese primer día y ajustarnos a ello. El cambio horario nos afecta a todos y a pesar de lo que podamos pensar, los peques suelen llevarlo mejor que nosotros. Es importante que intentemos entrar en el horario de destino lo más pronto posible, pero manteniendo el bienestar de nuestro pequeñajo. El primer día suelen comer poco y a deshoras, pero suelen ponerse al día muy rápidamente.
La comida
Una de las dudas más típicas de los padres que quieren viajar con niños a Japón es la comida, no sólo por la disponibilidad de la misma, sino también por la dificultad a la hora de localizarla en los supermercados y entender su composición y etiquetaje. Si no sabemos japonés, será un poco más complicado, pero ahí van unos consejos:- Si tu pequeño todavía toma potitos y purés: ten en cuenta que los potitos, en Japón, no se compran en tiendas de conveniencia konbini o supermercados sino, ¡atención! en droguerías. Sí, habéis leído bien, en droguerías como la hiper-presente en todas partes Matsumoto Kiyoshi, por ejemplo. Si no estamos seguros de los ingredientes que tiene el potito en cuestión, lo mejor es hacernos una lista con dibujos y en japonés de frutas y verduras y anotar al lado si nuestro peque puede tomarlas o no (muy práctico si no confiamos demasiado en nuestro japonés). Así, podemos enseñársela al dependiente de la tienda y él nos puede indicar si hay algun ingrediente conflictivo. Otra opción es hablar con nuestro hotel e investigar si tienen opción de prepararnos ellos los purés diariamente. En los hoteles de más categoría no suele haber ningún problema.Finalmente, otra opción es prepararlo nosotros mismos, si hemos alquilado un piso con cocina a través de airbnb, por ejemplo.
- Si tu pequeño ya come sólidos: existen multitud de restaurantes, tanto de estilo tradicional como de estilo familiar, que disponen de menús infantiles muy bien estructurados y hechos especialmente para los más pequeños. Si no fuera así, en la gran mayoría de restaurantes nos pueden ofrecer un cuenco de arroz y alguna cosa específica para el peque y, en los konbini o tiendas abiertas 24h podemos econtrar productos frescos además de arroz blanco (que pueden cocer ahí mismo), pasta, sopas, etc.
El alojamiento
Una de las facilidades que tiene Japón cuando viajamos con niños es su amplia oferta de alojamiento tradicional. En los ryokan o minshuku dormimos en un futon sobre el suelo de tatami, por lo que es muy cómodo para cuando nos hospedamos con niños. A la hora de reservar, simplemente podemos solicitar un futon infantil o hacer hueco en el nuestro si el niño es muy pequeño. Si no, en la gran mayoría de cadenas hoteleras disponen de cunas que podemos solicitar a la hora de hacer la reserva.
Los niños menores de 6 años no suelen pagar nada siempre que no necesiten una cama extra (es decir, siempre que duerman con sus padres). Las camas supletorias para niños sí que se pagan aparte y no todas las habitaciones disponen de espacio para ellas, así que es importante contactar con el hotel antes de hacer la reserva.
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