Si tienes un presupuesto ajustado para las vacaciones, estas 10 ciudades, países y regiones te interesan. Sin tener que planificarlo demasiado y no demasiado lejos de casa te podrás escapar a verdaderos paraísos sin tener que empeñar un riñón. ¿Quieres saber más? Sigue leyendo y descubre nuestros 10 destinos baratos para irte de vacaciones de este año.
1. Oporto, Portugal
Sinónimo de buena comida y gran ambiente, Oporto es una de esas ciudades pequeñas pero con carácter que te atrapan. Su luz es especial, así que te recomendamos que disfrutes del momento sin prisas, sentado en una de las terracitas de la zona da Ribeira, con un buen vino local en la copa. No dejes de subirte a sus tranvías tan vintage como monos y llega hasta el lugar en el que el Duero se vierte en el océano Atlántico. Quizás sería buena idea subirte a uno de los típicos “barcos rabelo” que antiguamente transportaban las botas de vino para contemplar la ciudad desde el río. Y si te da hambre, cata una “francesinha”, uno de los platos más típicos, o quizás un pastel… Y, sobre todo, no te pierdas el pintoresco Mercado de Bolhao. Desconecta durante horas entre libros en la Librería Lello, una de las más bonitas de todo el mundo y escenario de Harry Potter. Sueña con las maravillosas vistas de la ciudad desde el puente de Luis I y planifica alguna que otra visita a las bodegas de vino de Oporto. Si todavía no te has cansado escápate un día a Aveiro (La Venecia Portuguesa) o a los viñedos de Amarante.
2. Marrakech, Marruecos
La exótica Marrakech (y, por ende, Marruecos) es un destino al alcance de la mayoría de los bolsillos. El cambio favorable de euros a dírhams te lo pondrá bastante fácil. Y si a eso le sumamos los múltiples encantos de una ciudad como Marrakech, la combinación es ganadora. Es uno de los núcleos turísticos de nuestros vecinos del sur y aunque muchos la usan como puerta de entrada al desierto del Sáhara, no os podéis perder la vida en ebullición las 24 horas del día en la plaza Djema el-Fna, uno de los lugares más auténticos del lugar (por la noche, los colores son espectaculares). Visitad el Palacio el –Badi, el Palais de la Bahía y el Jardín Majorelle, un regalo del modisto Yves Saint Laurent que llena el aire con la fragancia de las plantas. Por supuesto, tampoco os podéis perder los techos y suelos ricamente ornamentados de las 170 tumbas Saadíes, ni el alminar de Koutoubia. Las compras, dejadlas para el zoco donde os recomendamos que regateéis tanto como podáis. ¡Forma parte de la experiencia! Y si tenéis más días, explorad los paisajes del Valle del Draa, disfrutad de las dunas del Sáhara, el pintoresco pueblo de Ouarzazate y visitad la Kasbah de Ait Benhaddou, escenario del rodaje de la película “Gladiator”.
3. Malta
Malta es un pequeño paraíso mediterráneo y los vuelos hasta La Valleta no son caros. Es un destino perfecto para disfrutar del calor del verano, de la playa, de los acantilados por poco dinero. Su capital es una ciudad fortificada llena de plazas y edificios monumentales llenos de historia. Su puerto, con las barcas de colores ancladas durante el día, es increíblemente pintoresco y muy fotogénico. Pero hay mucho más. Si os gustan las ciudades, Mdina es pequeña muy coqueta, mientras que Copiscua, Vitoriosa y Senglea son el lugar perfecto para comer o cenar con estilo frente al mar. Los amantes de la naturaleza disfrutarán con las playas de Malta, y con sus imponentes acantilados, que se alzan sobre las aguas de color turquesa. No os perdáis la Gruta Azul y su arco de piedra. Y si os gusta alejaros de los lugares más turísticos no os perdáis la piscina natural de Pete’s Pool, cerca de Marsaxlokk. El enorme templo subterráneo del Hypogeo sacará al Indiana Jones que todos llevamos dentro. Si os quedáis con ganas de más, acercaos a las islas vecinas de Gozo y Comino: son pequeñas pero condensan muchos encantos.
4. Sicilia, Italia
La isla de Sicilia tiene tanto por ofrecer que no hacen falta excusas para ir. Además de ser un destino muy económico (sin ninguna duda, mucho más barata que el norte de Italia) es garantía de comer bien, de playas maravillosas, ciudades barrocas, templos griegos, villas romanas, catedrales normandas y mucho, mucho más. No os podéis perder, por ejemplo, Palermo ni su Capilla Palatina, la deliciosa Monreale con su catedral, ni el espectacular templo de Segesta, por el que el tiempo parece no haber pasado. Si os gustan las ruinas Selinunte, Agrigento y la Villa Romana del Casale os dejarán con la boca abierta. Si sois fan de “El Padrino” pasad por Corleone, un trozo de la Sicilia rural y auténtica. Noto, Módica y Ragusa son las tres ciudades barrocas más bellas de la isla y están llenas de iglesias, palacios, trattorias y heladerías en las que catar su famoso “brioche con gelato” (vamos, el legendario helado siciliano servido dentro de un bollo de leche). Siracusa, Cefalú y Taormina, con sus ruinas junto al mar son perfectas. Y si os gusta la montaña, no podéis dejar de subir a la cima del Monte Etna en un día claro para obtener las mejores vistas de toda la isla. Y de la comida mejor ni hablar. ¡Id y luego nos lo contáis!
5. Islas Griegas
No hace falta hacer un crucero carísimo para disfrutar de las Islas Griegas. Aquí el ritmo es pausado y el coste de la vida similar al de España… así que por qué no tomárnoslo con calma, seleccionar un par o 3 y explorarlas con toda la calma del mundo. Dejad que el mar turquesa de las Cícladas os relaje, que la luz del sol se refleje en las casas encaladas de Santorini y os dore la piel mientras disfrutáis de la gastronomía local plácidamente. Santorini es de visita obligada. Escarpada, blanca y azul, sus atardeceres se os grabaran en la retina para siempre. Dejad de lado la Miconos fiestera y refugiaos en su vecina Delos, llena de historia y con uno de los yacimientos arqueológicos más interesantes de toda Grecia. La playa de Milopotas en Íos os robará el corazón.
6. Asturias, España
¿Quién dice que para viajar haya que ir a la otra punta del mundo? Sin duda, no han estado en Asturias porque esta región de España tiene tal concentración de lugares bonitos, actividades culturales, fiestas y buena comida que es un destino ideal para unas vacaciones de verano si no os podéis permitir (o no os apetece) volar a las antípodas. Desde el verdor y el patrimonio romano de lugares tan mágicos como Cangas de Onís, hasta las playas de Lastres y el puerto pesquero de Cudillero. Si os gusta la montaña una escapada a los Lagos de Covadonga es obligatoria, como también la ruta del Cares. La iglesia de Santa María del Naranco es una maravilla antigua… y su contrapartida moderna podría ser el puntero Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer de Avilés. Ribadesella, el descenso del río Sella, Somiedo, Gijón, el pueblecito de Luarca… ¿Hace falta que sigamos?
7. Budapest, Hungría
Budapest es posiblemente una de las capitales más bonitas de Europa y, gracias al cambio de divisas, bastante asequible. La capital húngara es de esos lugares en los que el romanticismo, el estilo y la decadencia se mezclan para dar un cóctel sorprendente y que os dejará con ganas de más. Vayas un fin de semana o una semana entera, no te vas a aburrir. Además de algo tan imprescindible y romántico como pasear junto al Danubio o subirte en uno de sus tranvías, explorar uno de los parlamentos más espectaculares del mundo o contemplar las vistas desde el barrio antiguo de Buda, también puedes descubrir las entrañas de un hospital búnker secreto de la segunda Guerra Mundial. O puedes pasear embobado contemplando las joyas del Art Nouveau que decoran las calles de la ciudad, perderte en el barrio judío (prueba los dulces kosher típicos en Fröhlich Cukrásza). El relax lo dejamos para los múltiples baños y balnearios que hay en la ciudad. Los hay tradicionales y los más modernos: no os perdáis el modernista Gellert ni Szécheny, con su piscina al aire libre. Y, por la noche, cena un buen gulasch y luego vete de fiesta a los bares ruina, un concepto de ocio único que seguro que no te deja indiferente.
8. Estambul, Turquía
Estambul, la ciudad que hace de puente entre Europa y Asia, no deja a nadie indiferente. Exótica, cosmopolita, moderna y tradicional a la vez es un destino inabarcable en pocos días pero muy económico. Si el Gran Bazar es demasiado estresante (aunque sea imprescindible) podéis acercaros al Bazar de las Especias (o Bazar Egipcio) para ejercitar el arte del regateo con los vendedores. Lo mejor es callejear, sin rumbo, para descubrir cada uno de sus rincones a tu ritmo. Luego, por ejemplo, podrías acercarte a la espectacular Sultanahmet (“La mezquita azul”) y a Santa Sofía. Ambas son preciosas y están casi enfrente la una de la otra. El Palacio de Topkapi, con sus mosaicos coloridos y sus vistas del estrecho del Bósforo y el mar de Mármara es otro buen lugar que visitar en Estambul. Como lo es pasear por la ciudad moderna, tomar una cerveza Efes o fumar un narguile. Si andar tanto te cansa, siempre podrás cargar pilas en un buen hammam. Y al caer la tarde aprovecha para disfrutar de las gran vida nocturna que tienen barrios como Taksim o Kadiköy. Si tenéis más días, acercaos a la costa y disfrutad del relax y las ruinas en lugares como Éfeso o Antalya… Aunque una excursión en globo o un trekking por la Capadocia tampoco no estarían nada mal, ¿verdad?
9. Eslovenia
Eslovenia es un destino todavía poco conocido, y no entendemos por qué. Este pequeño país balcánico tiene paisajes que dejarían al más insensible emocionado. Desde el verdor de las montañas, valles y viñedos de la zona de Maribor hasta las playas salvajes de la península de Istria (la toscana eslovena), pasando por las grutas insondables de Skocjan y Postjona y lagos de color turquesa como el lago Bled, que es uno de los más bonitos de Europa. Eslovenia es un destino excelente y económico, perfecto para viajar en familia o con amigos y disfrutar de un ritmo algo más relajado. En Maribor, por ejemplo podéis disfrutar de catas una cata de vino local y pasear por sus calles llenas de cultura e historia. Mientras que Liubliana es increíblemente mediterránea (aunque no tenga mar). Fácil de recorrer a pie, su tamaño es ideal para un par de días en los que os recomendamos que paseéis junto al río Ljubljanica, disfrutéis de sus casas de colores, crucéis puentes como el de los zapatos y el del dragón y disfrutéis de las vistas panorámicas desde la torre del castillo.
10. Bulgaria
Bulgaria es otro de los grandes desconocidos de Europa. Los años a la sombra del telón de acero y que todavía no haya muchos viajeros que se hayan aventurado la convierte en un buen destino si lo que queréis es algo más de tranquilidad… y sorprenderos. ¿Por dónde empezar? La capital, Sofía, es magnífica. No os perdáis la Catedral de Aleksander Nevski, una maravilla de la arquitectura, ni la de Svete Nedelya o las preciosas iglesias de Boyana o la de san Nikolay. Sus plazas, calles y avenidas son un buen lugar por el que deambular y disfrutar del tiempo. Si queréis explorar el resto del país, id tomando nota. Nosotros no nos perderíamos el grandioso Monasterio de Rila (el más grande de todos los Balcanes), Plovdiv con sus ruinas romanas, la preciosa e histórica Pleven, el Danubio a su paso por Rousse, las tumbas tracias de Kazanlak ni la monumental ciudad de Veliko Tarnovo. Alquilad un coche y disfrutad del paisaje.
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