Los sonidos son enviados a través de altavoces ocultos para infundir miedo en los visitantes y preparar una atmosfera adecuada para los que están a punto de ver, uno de los lados más perversos de la humanidad.
Con el fin de concientizar sobre la violación de los derechos humanos en México, el Museo de la Perversidad es un paseo para apreciar la tortura a lo largo de la historia humana. De las 63 estatuas de fibra de vidrio mandadas a construir por el museo, tan solo unas cuantas están actualmente en exhibición. Estas representaciones inanimadas de un ser humano exhiben las diversas formas de tortura utilizadas a través de las épocas.
Las morbosas escenas representan todo tipo de actos atroces, desde las tradicionales flagelaciones y crucifixiones hasta métodos de tortura mucho más creativos y siniestros. Uno particularmente vivido es el que representa a La Cuna de Judas, en el que la víctima es sentada sobre un taburete en forma de pirámide, con un orificio corporal a elección del verdugo colocado en la parte superior sobre la punta afilada. El sufrimiento del pobre desgraciado consiste en que si se mueven, el dolor se intensifica. Las victimas debían quedarse durante hora o días moviéndose únicamente para respirar.
Gary Hirsch, el creador de este museo, afirma que desea promover y difundir el conocimiento sobre los derechos humanos, y que mejor que exhibiendo las numerosas violaciones que han sufrido los mismos durante siglos. Según Hirsch, sus presentaciones tienen como propósito recordar a la población que el submarino y la sofocación, así como otros métodos de torturan aún se mantienen en práctica por la corporaciones policiales en México y otros lugares.
Espera que las impactantes exposiciones provoquen en el visitante el aprecio por los derechos de los que disfruta, así como concientizarlos sobre las violaciones a los derechos humanos que suceden en todo el mundo
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