Empezamos el día con el desayuno del hotel, el tiempo era realmente asqueroso, lluvia sin parar y mucho viento, según el tiempo iba a hacer mal tiempo hasta que volvamos, una pena porque hasta ahora habíamos tenido muy buen tiempo. El desayuno estaba muy bueno con un dulce típico de aquí que tanto me gusta, pan con aceite o miel y te o café sin mucho que envidiar al desayuno del riad de Fes que costo mucho mas caro que este. El dueño del hotel estuvo todo el rato hablándonos a veces era un poco pesado porque no nos dejaba desayunar tranquilos pero es un tipo muy simpático y un autentico personaje, nos contaba sobre cuando estuvo por España viviendo y anécdotas del hotel. Lo primero que hicimos después de desayunar fue ir a sacar dinero, normalmente ya tendría que estar activada la tarjeta para poder sacar. MIERDA, la tarjeta sigue sin funcionar!!!! no tenemos ni 3 €, ya los tenia de corbata. Dijimos bueno quizás habrá que esperar un poco mas y por suerte nuestra así fue, en el segundo intento media hora mas tarde por fin pudimos sacar dinero, un gran alivio para nosotros ahora podíamos estar mas tranquilos y disfrutar mas del viaje.
Problema resuelto aunque se nos presento otro: La lluvia, era super cansina, no paraba de llover y nos estábamos empapando así que fuimos a comprar paraguas para empezar de verdad la visita a la ciudad, no fue problema porque había gente vendiendo paraguas por todos sitios, después de hacer algunos regateos conseguimos unos paraguas por buen precio ya dentro de la medina. Aunque el tiempo era bastante feo la ciudad no perdió su encanto, una medina preciosa con sus calles totalmente azules, casi todas las fachadas, puertas, el mismo suelo estaba pintado en azul, siendo mi color preferido lo hacia aun mas especial.
Como en cada medina estaba todo lleno de mercadillos aunque ahora había pocos debido a la lluvia, los que estaban tenían un toldo de plástico con los que se podían salvar de la llovizna. La ciudad esta entre grandes montañas y eso lo hace mas pintoresco.
Una de las torres era un museo etnografico que tenia como unas 4 plantas, arriba tienes una vista muy bonita de toda la medina y de las montañas ya solo por eso mereció la pena entrar. En la plaza también se encontraba la gran mezquita que data del siglo XV aunque no era nada del otro mundo.
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